Hace casi diez años ese concepto cambió gracias al Tamagotchi, una mascota en forma de huevo en cuyo interior habitaba un extravagante ser virtual con necesidades de alimentación, diversión y afecto.
Tamagotchi, Zetapets, Marapets, Nintendogs y hasta un Web Site para crear nuevas mascotas fueron los primeros productos relacionados con la idea de mantener un vínculo con un ser que aunque imaginario pudiera expresar necesidades y hasta responder a estímulos de un modo similar a como lo haría uno real.
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